Escribe :Mg. Giuliana Abucci Infantes
El papel de los negocios en la sociedad ha evolucionado a lo largo del tiempo, pasando de un enfoque filantrópico a la responsabilidad social corporativa. Entendiendo a esta última como un modelo de actuar que deciden adoptar las empresas de manera voluntaria y siguiendo un proceso de incorporación de políticas, acciones y estrategias de responsabilidad social.
La responsabilidad social se debe plasmar en una serie de programas, proyectos y prácticas en beneficio de los diversos grupos de interés, los cuales tienen como punto de partida el cumplimiento de la ley. Sin embargo, la responsabilidad social empresarial incentiva a las empresas a desarrollar acciones que vayan más allá de lo exigido por la ley. Estas acciones nacen de la iniciativa y necesidad de las organizaciones y empresas, por su afán de mantener buenas relaciones con su entorno.
Sin embargo, ante los actuales retos a los que nos enfrentamos de crecimiento demográfico, consumo insostenible de recursos, inestabilidad política, y situación socioeconómica en la que vive un porcentaje tan alto de la humanidad, se debe crear un círculo virtuoso empresa-sociedad.
Los profesores de la Harvard Business School Michael Porter y Mark Kramer proponen, desde hace más de diez años, el concepto de creación de valor compartido. El valor compartido consiste en alinear el éxito de la empresa con el éxito de la comunidad, al reconocer que la empresa tiene la responsabilidad –además de la oportunidad económica– de mejorar el entorno empresarial y la salud fundamental de la estructura comunitaria que lo sustenta.
Las empresas que deciden por este camino saben que no tienen solamente una relación con la sociedad, sino que se reconocen en sí mismas como parte de ella.
En el Ted Talk titulado ¿Por qué las empresas son buenas para resolver problemas sociales?1 Porter presenta su argumento de hacer que los negocios traten de resolver grandes problemas como el cambio climático y el acceso al agua. ¿Por qué? Porque cuando las empresas resuelven un problema obtienen una ganancia, lo que permite que la solución crezca.
La creación del valor compartido es definida por Porter como: «la capacidad de una empresa para ir más allá de satisfacer las necesidades del cliente y abordar necesidades sociales fundamentales a través de su modelo de negocio».
Entonces la pregunta sería ¿cómo se puede crear valor compartido? Porter y Kramer (2011) señalan que hay tres formas distintas de proporcionar de forma simultánea valor para la empresa y valor para la sociedad. Estas tres formas son: 1.- nuevos mercados y productos, 2.- redefiniendo la productividad en la cadena de valor y 3.- creando grupos locales de apoyo a la empresa. Cada una de estas tres vías forma parte del círculo virtuoso de valor compartido; al aportar cada una de ellas valor en un área determinada, facilita el surgimiento de nuevas oportunidades en las otras áreas.
Las empresas y la sociedad tienen una necesidad mutua. Por lo tanto, una sociedad saludable generará a la larga una demanda expansiva para los negocios en la medida en que a más necesidades básicas cubiertas las aspiraciones de la sociedad crecen.
Las empresas deben centrarse en crear una propuesta de valor única que garanticen el círculo virtuoso de valor compartido.
Sobre la autora: Mg. Giuliana Abucci Infantes.
Profesional en diseño gráfico publicitario y en administración de empresas con estudios de postgrado en administración de empresas y en dirección editorial. Agente de derechos. Fundadora de Ediciones Libélula. Docente universitaria. Profesional con amplia experiencia en el sector educativo y editorial. Dedicada a la docencia universitaria por más de cinco años en diferentes universidades privadas. Asesora de tesis y de investigación en temas de su especialidad.